
Autor: Richard Rorty
Idioma: Español
Fecha de publicación:1996
ISBN: 84-493-0274-9
Referencia: 214
Descarga en formato: PDF (Por publicarse)He aquí el primero de dos volúmenes de artículos escritos durante los años ochenta por uno de los filósofos más polémicos y estimulantes de la actualidad. Un elemento fundamental del proyecto de Rorty es la esperanza de que las diferencias entre realismo y antirrealismo, desde hace tanto tiempo consustanciales a la filosofía anglosajona, se vuelvan completamente obsoletas. Y con este objetivo emprende, en la primera parte de este libro, una explicación antirrepresentacionalista de la relación entre la ciencia moral y el resto de la cultura, afirmando que la ciencia no trata dedescubrir una realidad "verdadera" y "objetiva", independiente de la mente y el lenguaje, sino adquirir hábitos de acción para hacer frente a la realidad. En la segunda parte,pasa a explorar así la obra del filósofo contemporáneo que,
según él, ofrece la mejor explicación de la objetividad y la verdad: Donald Davidson. Y finalmente, en la tercera, proyecta estas concepciones pragmatistas a la política, examinando la necesidad de una sociedad democrática. La conclusión es que Rorty desea sustituir las preguntas relativas a la realidad de la mente y del lenguaje por interrogantes políticos: ¿en qué medida es libre y abierta nuestra comunidad? ¿Somos lo suficientemente sensibles a los extranjeros que sufren o que tienen ideas nuevas? Richard Rorty es también autor, entre otros textos, de El giro lingüístico, Contingencia, ironía y solidaridad y Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos.
Acerca del autor
Richard McKay Rorty (4 de octubre de 1931-8 de junio de 2007) fue un filósofo estadounidense.Asistió a la Universidad de Yale. Pasó el inicio de su carrera tratando de conciliar sus creencias e intereses personales con la búsqueda platónica de la verdad. En su disertación doctoral, The concept of Potentiality.Las críticas de Rorty se centraron en cuestionar la filosofía basada en la metafísica que parece obsesionada con ponerse en un lugar privilegiado desde el cual someter y limitar toda la realidad bajo el juicio soberano de una razón omnipotente.El lado más irónico de Rorty aparece cuando desacraliza el lenguaje de la filosofía y lo empieza a considerar como un lenguaje más, incluso homologándolo con la literatura. Por ejemplo, planteó que, en vez de pensar un tratado sistemático sobre la moral, en la propia literatura ya es posible encontrar fuentes que sirven para inspirar moralmente. Para ello tomó como modelo a Henry James, Marcel Proust y el poeta americano Walt Whitman. Tambien fue profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Stanford.
según él, ofrece la mejor explicación de la objetividad y la verdad: Donald Davidson. Y finalmente, en la tercera, proyecta estas concepciones pragmatistas a la política, examinando la necesidad de una sociedad democrática. La conclusión es que Rorty desea sustituir las preguntas relativas a la realidad de la mente y del lenguaje por interrogantes políticos: ¿en qué medida es libre y abierta nuestra comunidad? ¿Somos lo suficientemente sensibles a los extranjeros que sufren o que tienen ideas nuevas? Richard Rorty es también autor, entre otros textos, de El giro lingüístico, Contingencia, ironía y solidaridad y Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos.
Acerca del autor
Richard McKay Rorty (4 de octubre de 1931-8 de junio de 2007) fue un filósofo estadounidense.Asistió a la Universidad de Yale. Pasó el inicio de su carrera tratando de conciliar sus creencias e intereses personales con la búsqueda platónica de la verdad. En su disertación doctoral, The concept of Potentiality.Las críticas de Rorty se centraron en cuestionar la filosofía basada en la metafísica que parece obsesionada con ponerse en un lugar privilegiado desde el cual someter y limitar toda la realidad bajo el juicio soberano de una razón omnipotente.El lado más irónico de Rorty aparece cuando desacraliza el lenguaje de la filosofía y lo empieza a considerar como un lenguaje más, incluso homologándolo con la literatura. Por ejemplo, planteó que, en vez de pensar un tratado sistemático sobre la moral, en la propia literatura ya es posible encontrar fuentes que sirven para inspirar moralmente. Para ello tomó como modelo a Henry James, Marcel Proust y el poeta americano Walt Whitman. Tambien fue profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Stanford.